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Enfermedad degenerativa discal, nuevo enfoque terapéutico

La enfermedad degenerativa discal (IDD) causa una variedad de signos y síntomas, siendo el dolor lumbar el primero en aparecer. Los cambios degenerativos del disco intervertebral forman parte de un proceso involutivo fisiológico, que se inicia entre los 15 y los 45 años.

Factores relacionados con el inicio de la enfermedad degenerativa discal

Se desconocen los factores que inician el proceso degenerativo discal, y los factores que influyen en su progresión. Parece existir rasgos genéticos que predisponen al origen y desarrollo de la enfermedad, también se han identificado algunos factores de riesgo como los hábitos tóxicos (el tabaco, droga…), las vibraciones o la carga mecánica, la desnutrición, y el envejecimiento sin que quede clara su implicación en el proceso degenerativo discal. 

Los cambios patológicos en la enfermedad degenerativa discal se componen principalmente de la senescencia y apoptosis de las células del núcleo pulposo (NPC), la degeneración progresiva de la matriz extracelular (ECM), la fibrosis del anillo fibroso (FA) y la respuesta inflamatoria.

En la actualidad, la enfermedad degenerativa discal se puede tratar con tratamiento conservador y tratamiento quirúrgico basado en los síntomas de los pacientes. Sin embargo, todos estos solo pueden liberar el dolor, pero no pueden revertir la IDD y reconstruir la función mecánica de la columna vertebral.

Las últimas investigaciones acerca de la enfermedad degenerativa discal

En este sentido todos los estudios se están moviendo hacia el campo de la bioterapia y la nutrición discal. Las células madre mesenquimales (MSC) se consideran la terapia potencial de la enfermedad degenerativa discal debido a su capacidad para autorrenovarse y diferenciarse en una variedad de tejidos. Además, se encuentra que los ARN no codificantes (ARNnc) regulan muchos procesos vitales en la IDD. Ha habido muchos éxitos en los estudios in vitro y en animales del uso de la bioterapia para tratar la IDD, pero cómo transformar los datos experimentales en una terapia real que pueda aplicarse a los humanos sigue siendo un desafío.

Mantener una buena nutrición del disco pudiera cambiar el curso de la enfermedad degenerativa para eso debemos tener  en cuenta cuales son los elementos que conforman el núcleo pulposo y el anillo fibroso, ambas estructuras conforman el disco intervertebral.  

NUCLEO PULPOSO

Está formado por una masa gelatinosa de material mucoide muy hidrófilo, con un contenido en agua que oscila entre el 70-90% de agua (máximo en las primeras etapas de la vida y que decrece con la edad [osteoporosis]) y un contenido de colágeno TIPO II (de naturaleza elástica), entre 15-20% (mayor en los discos cervicales y menor en los discos lumbares).

En esta masa gelatinosa se han identificado mucopolisacáridos (como son el ácido hialurónico, el condroitín-sulfato y el querato-sulfato) unidos a determinadas cadenas polipeptídicas formando proteoglicanos, cuya función principal es absorber y retener agua como una esponja, y algunas células cartilaginosas responsables de su síntesis. Estos proteoglicanos aportan el 65% del peso en seco del núcleo pulposo. En el interior del núcleo no existen vasos ni nervios.

Desde el punto de vista histológico, el núcleo contiene fibras colágenas y células de aspecto condrocitario, células conjuntivas y raras aglomeraciones de células cartilaginosas.

ANILLO FIBROSO

Constituye un verdadero tejido de fibras, que en el individuo joven impide cualquier exteriorización de la sustancia del núcleo.

Los discos intervertebrales presentan variaciones según el nivel de la columna en el que estén. Con el grosor de los discos intervertebrales se puede constatar cómo es el movimiento de cada raquis:

enfermedad degenerativa discal

  • Raquis cervical: es más estrecho, de 3 mm de grosor. Es el más móvil con una relación de disco-cuerpo de 2/5.
  • Raquis lumbar: es el que tiene los discos más gruesos. Su altura es de 9 mm. Es un poco menos móvil que el anterior, con una relación disco-corpórea de 1/3.
  • Raquis dorsal: mide 5 mm de grosor. Este es el menos móvil de los tres. Su relación disco-corpórea es de 1/5.

El agua es también el principal componente del anillo fibroso y representa el 60-70% de su peso. El colágeno constituye el 50-60% de su peso seco. Los espacios que quedan entre las fibras de colágeno se hallan embebidos de gel de proteoglicanos. En la zona interna el disco limita con las placas terminales de cartílago, mientras que en la parte externa se encuentra unido directamente al tejido óseo de los cuerpos vertebrales.

Desde el punto de vista biológico tanto el núcleo como el anillo fibroso son parecidos: Los dos contienen agua, colágeno y proteoglicanos.

Las diferencias estriban en las concentraciones relativas de estos componentes y en el tipo de colágeno que predomina en cada uno de ellos.

Así, mientras que en el núcleo se encuentran sobre todo fibras de colágeno de tipo II (de naturaleza elástica), en el anillo hay una gran concentración de colágeno tipo I, capaz de soportar tensiones.

> En la enfermedad degenerativa discal el disco reduce su contenido de proteoglicanos y por tanto su capacidad hidrofílica. A medida que el disco se deshidrata su elasticidad y su habilidad para almacenar energía y distribuir cargas disminuyen gradualmente; estos cambios hacen que el disco sea más vulnerable a las solicitaciones, lo que terminará repercutiendo en las relaciones articulares interapofisarias<<

CONSEJOS PREVENTIVOS PARA EVITAR LA ENFERMEDAD DEGENERATIVA DISCAL

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  • Hacer ejercicio para fortalecer los músculos de la espalda, tanto los paravertebrales posteriores como los anteriores de la cintura abdominal o el psoas.
  • Cuidar la higiene postural manteniendo la espalda recta con un buen soporte cuando estamos sentados y prestando mucha atención cuando tenemos que levantar peso. Realizar pausas y estiramientos cada hora si vamos a estar muchas horas sentados.
  • Mantener una dieta sana y equilibrada que incluya verduras, legumbres y frutas. De esa manera garantizamos un aporte nutritivo variado en oligoelementos a nuestros discos y huesos.
  • Evitar el sobrepeso y el sedentarismo.
  • Evitar tóxicos como el tabaco o el alcohol.
  • Un aporte externo de suplementos ricos en péptidos de colágeno, vitamina C, sulfato de condroitina, glucosamina, algunos minerales como el magnesio, el zinc, el silicio pueden cambiar el curso de la enfermedad degenerativa discal

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