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Sarcopenia: nueva estrategia de prevención

La sarcopenia es la pérdida involuntaria de masa muscular esquelética que se produce con el paso de la edad, puede afectar la capacidad funcional y la calidad de vida de las personas mayores. Se considera consecuencia del envejecimiento normal, aunque si coexiste con otro proceso patológico puede acentuarse.

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Esta disminución de masa muscular provoca disminución en la fuerza y la función muscular pudiendo llegar a provocar discapacidad.

La sarcopenia incrementa el riesgo de caídas, de fracturas y aumenta la vulnerabilidad a las lesiones, y consecuentemente puede ser causa de dependencia.

¿Cómo y porque se produce la sarcopenia?

Diversas situaciones contribuyen a su aparición, como la menor actividad física, la malnutrición, la comorbilidad y la existencia de diversos cambios hormonales (hormonas sexuales, hormona de crecimiento, vitamina D), bioquímicos (interleucinas, miostatina) y genéticos (gen de la miostatina, gen de la enzima angioconvertasa).

El sistema muscular esquelético a partir de la tercera década de la vida (30 años) sufre una lenta pero progresiva pérdida de la masa y fuerza muscular, circunstancia que se acentúa a partir de los 65–70 años.

A partir de los 50 años la masa muscular disminuye entre un 1–2% anualmente y la fuerza muscular lo hace entre un 1,5–3% a partir de los 60 años. En los varones el proceso es más progresivo, mientras que las mujeres presentan un brusco descenso coincidiendo con la menopausia.

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Primeros síntomas en aparecer:

Los pacientes que sufren de sarcopenia tienen más dificultades motoras, es decir les cuesta más caminar o lo hacen más lentamente y les resulta difícil o imposible abordar actividades cotidianas como subir y bajar escaleras.

 

 

En el tratamiento de la sarcopenia se han ensayado diversas estrategias, que incluyen:

  1. Tratamiento sustitutivo con testosterona / otros anabolizantes.
  2. Tratamiento sustitutivo con estrógenos.
  3. Tratamiento sustitutivo con hormona de crecimiento humana (HGH).
  4. Ejercicio físico de resistencia.
  5. Tratamiento nutricional.
  6. Intervenciones sobre citoquinas y función inmune.

Sin embargo, el objetivo principal continúa siendo el aspecto preventivo de la enfermedad, en este sentido hay dos pilares fundamentales.

📌 Tratamiento nutricional (cuidar la alimentación).

Es recomendable que siga el patrón de una dieta mediterránea, asegurando una cantidad suficiente de calorías, vitaminas, proteínas… en definitiva, una adecuada ingesta proteica. No obstante, en ocasiones es necesario adaptar el aporte proteico al estado nutricional de la persona, así como tener en cuenta otras posibles afecciones, como la patología renal crónica avanzada.

A esto hay que añadir, que «a partir de los 70 años el apetito disminuye y la cantidad de la ingesta suele ser menor, por lo que el riesgo de una mala nutrición aumenta», este es el momento en que un aporte externo de una fuente de proteínas juega un papel fundamental. 

La ingesta de suplementos de colágeno tiene un papel importante en la estructura y función del músculo esquelético, pudiera ser una opción en aquellas personas que queremos reforzar la ingesta de proteínas.

sarcopenia

Algunos estudios han sugerido que el colágeno puede tener un efecto protector contra la sarcopenia.

  • Mejora la síntesis de proteínas musculares, la hidratación y la elasticidad del tejido muscular, y la actividad de las células satélite, que son responsables de la regeneración muscular.
  • El colágeno puede estimular la secreción de hormonas anabólicas, como la hormona del crecimiento y la testosterona, que favorecen el mantenimiento de la masa muscular.

Sin embargo, se necesitan más investigaciones para confirmar los beneficios del colágeno en la prevención y el tratamiento de la sarcopenia.

📌 Ejercicio físico de resistencia (evitar el Sedentarismo).

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Correr es una forma de ejercicio aeróbico que puede mejorar la sarcopenia, siempre que se realice de forma adecuada y adaptada a las condiciones físicas de cada persona. Sin embargo, correr por sí solo no es suficiente para prevenir o tratar la sarcopenia, ya que este tipo de ejercicio no estimula directamente las fibras musculares de contracción rápida, que son las más afectadas por esta enfermedad.

Se recomienda combinar el ejercicio aeróbico con el ejercicio de resistencia, que consiste en levantar pesos o realizar movimientos contra una resistencia externa para mejorar el volumen de masa muscular.

Beneficios de la actividad física para prevenir la sarcopenia

  • Aumenta el flujo sanguíneo y el aporte de oxígeno y nutrientes a los músculos.
  • Estimula la producción de hormonas anabólicas, como la hormona del crecimiento y la testosterona, que favorecen el mantenimiento y el crecimiento de la masa muscular.
  • Mejora la resistencia muscular y la capacidad aeróbica, lo que permite realizar actividades físicas más intensas y prolongadas.
  • Previene la atrofia muscular y la pérdida de fuerza asociadas al envejecimiento y al sedentarismo.
  • Reduce el riesgo de caídas y fracturas, al mejorar el equilibrio, la coordinación y la densidad ósea.

Referencias:

1.- ¿Qué es la sarcopenia? | Seminarios de la Fundación Española de Reumatología (elsevier.es)

2.- Enfoque terapéutico global de la sarcopenia (isciii.es)

3.- Efectos del ejercicio físico en el anciano con sarcopenia. Una revisión sistemática | Endocrinología, Diabetes y Nutrición (elsevier.es)

4.- Ejercicios de resistencia en el tratamiento y prevención de la sarcopenia en ancianos. Revisión sistemática (isciii.es)

5.- Interventions for sarcopenia and muscle weakness in older people – PubMed (nih.gov)

>>Los contenidos de esta publicación se redactan solo con fines informativos. En ningún momento pueden servir para facilitar o sustituir diagnósticos, tratamientos o recomendaciones de un profesional. Consulta con tu especialista de confianza ante cualquier duda y busca su aprobación antes de iniciar cualquier procedimiento.<<

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